lunes, 1 de agosto de 2016

Uno más uno menos.

Aún recuerdo el día en el que me dijiste que querías estar conmigo toda tu vida,
no podías estar ni una hora sin hablar conmigo.
Hasta querías casarte conmigo, pensé que estabas loco.
Porque sólo un loco se quedaría a lado de alguien como yo.
Te advertí una y mil veces que yo no era buena.
Que tengo mal genio, que estoy loca que me cuesta expresar si estoy triste y que odio parecer débil.
Te conté las veces que me había obligado a dejar atrás a personas que amaba con toda mi alma,
que mi dignidad y mi orgullo estaban ante todo, que no era fácil de querer.
Pero en el momento que te quisiera... que no habría persona en el mundo que te pudiera querer más que yo.
Y así fue, ¿ te acuerdas ? lograste entrar en cada parte de mi mente y te colaste por las grietas que tiene mi corazón tras tanto golpes y te quedaste ahí.
Lograste que bajara mis armas que me quitara la coraza y empezará a contarte cosas que a nadie lo hacía por miedo que lo usaran en mi contra.
Joder, me hiciste débil, me hiciste dulce, me hiciste ser la persona que había pensando que había perdido.
Y, cuando te diste cuenta que me tenías en tus manos, me soltaste.
Ya no podías pasar sin hablarme una hora, pasabas ignorándome varias.
Te decía que me sentía mal y no le dabas importancia.
Pasaste a ser uno más, asquerosamente igual que todos.
Ahora te veo ahí, y lo único que queda de nosotros son fotos, millones de páginas de conversaciones, sueños que se mueren por no ser cumplidos y tus repugnantes mentiras.



No hay comentarios:

Publicar un comentario