momentos y personas a la que no están a en mi vida pero aún anhelo, etiquetados por fecha y guardados con tanto aprecio.
Intento no abrirlo porque sé que si lo hago me esperan una explosión de sentimientos.
Pero esta vez tengo que hacerlo, he de enterrar otro sentimiento, a otra persona, otros momentos.
Al abrirlo, lo observo con miedo, poco a poco hago sitio para guardar a otro nombre ,y, por el camino ocurre; me pierdo entre tanto recuerdo, mi sonrisa comienza a aparecer y con cada recuerdo que veo, más grande se hace, me río, me desconcierto, me meto dentro de todos esos momentos hasta tal punto que llega un momento en que no quiero salir de ellos, no puedo salir ellos, soy tan feliz ahí, reviviendo cada instante de amor, escuchando su risa en mi cabeza, sintiendo su olor como si estuviera ahí, aquella tarde de cine, ese 25 de marzo, aquel contrato, su dibujo, esa pulsera que le pertenece, su letra en mis libretas y hojas, todos sus secretos y sus gustos escritos en pequeñas hojas rosas por si me falla la memoria..
Sé que debo salir a la realidad, echo a llorar, deseo con todas mis fuerzas estar de verdad dentro de esos momentos pero sé que es imposible; cojo aire, lleno mis pulmones de oxigeno mientras siento una presión en mi pecho, me vuelvo a preguntar el por qué de todo esto, agarro fuerzas, cojo ese nuevo nombre y esos nuevos recuerdos y secretos, los introduzco dentro, y, mientras que mis manos tiemblan, mi corazón se rompe por decimocuarta vez y las lágrimas caen de mis ojos sin yo pretenderlo, lo cierro.
Y es que cada vez me cuesta más cerrarla, me cuesta más volver a ésta realidad que odio, cada vez me cuesta más sonreír, me cuesta más mirar a mi alrededor.
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