Cuando tu mundo se venga encima y estés a punto de caer con él,
cuando la tristeza te envada y sientas que la soledad tu única compañera,
cuando que, por no querer aparentar ser débil, me mientas diciendo que estás bien,
sin darte cuenta que yo conozco cada gesto de ti.
Cuando la lluvia caiga en tu cara y sientas un vacío en tu pecho, cuando todo tu alrededor esté oscuro y seas incapaz de encontrar la salida, cuando no haya nadie para secar tus lágrimas, es, en esos momentos, en los que yo podría ofrecerte un cálido abrazo sin pensarlo, abrazarte durante mil años.
Y es que en realidad ¿ qué no haría por verte sonreír? qué no haría por hacerte sentir calor.
Sería incapaz de dejarte solo, de no protegerte en tus momentos débiles, de abandonarte cuando más me necesitas.
Sería incapaz de elegir a otra persona que no seas tú, de dejar de contemplarte y perder por ello la razón del tiempo.
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