Las personas cometemos errores continuamente, fallamos,
decepcionamos, caemos..
Y cuando lo hacemos vamos con una idea preconcebida de que vamos a ser juzgados, condenados, vistos con malas caras, señalados o que vamos a entrar en un grupo según el pensamiento de cada persona.
Pero ¿ quiénes somos para juzgar? ¿ acaso somos perfectos ? ¿ acaso no todos cometemos errores de los cuales nos arrepentimos ?
Nos llenamos la boca diciendo “ eso yo no lo haría “ , odiamos que la gente nos critique o nos condene pero cuando vemos a alguien que supuestamente se equivocó en el camino un poco más que nosotros, nos convertimos en los más crueles jueces.
Así funciona desgraciadamente la sociedad, haciendo lo mismo que odiamos que nos hagan.
Y ya ni siquiera el perdón existe, a cada día que pasa nos volvemos menos flexibles, más rígidos, como si nosotros fuéramos superiores solo porque aún no hemos cometido el error de aquella persona que implora tu perdón.
Claro que hay cosas que duelen y destruyen y son muy difícil de perdonar o imperdonables pero cuando se trata de errores comunes o un error hecho en un momento concreto no seamos jueces y perdonemos.
En esto me incluyo yo, cada día tengo más miedo de volverme una copia más de otra copia, intento escapar de esto, lo intento.
Os voy a dar un consejo “ No escupes hacia arriba, porque te caerá en la cara.”
Y cuando lo hacemos vamos con una idea preconcebida de que vamos a ser juzgados, condenados, vistos con malas caras, señalados o que vamos a entrar en un grupo según el pensamiento de cada persona.
Pero ¿ quiénes somos para juzgar? ¿ acaso somos perfectos ? ¿ acaso no todos cometemos errores de los cuales nos arrepentimos ?
Nos llenamos la boca diciendo “ eso yo no lo haría “ , odiamos que la gente nos critique o nos condene pero cuando vemos a alguien que supuestamente se equivocó en el camino un poco más que nosotros, nos convertimos en los más crueles jueces.
Así funciona desgraciadamente la sociedad, haciendo lo mismo que odiamos que nos hagan.
Y ya ni siquiera el perdón existe, a cada día que pasa nos volvemos menos flexibles, más rígidos, como si nosotros fuéramos superiores solo porque aún no hemos cometido el error de aquella persona que implora tu perdón.
Claro que hay cosas que duelen y destruyen y son muy difícil de perdonar o imperdonables pero cuando se trata de errores comunes o un error hecho en un momento concreto no seamos jueces y perdonemos.
En esto me incluyo yo, cada día tengo más miedo de volverme una copia más de otra copia, intento escapar de esto, lo intento.
Os voy a dar un consejo “ No escupes hacia arriba, porque te caerá en la cara.”
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