Hubo una vez, en las que eran tus risas y miradas las que me hacían sentir vivo.
Cada acelerón que pegaba mi corazón era en respuesta al ver la alegría en tus ojos, al sentir el amor que irradiaba tu piel.
Ahora para sentirme vivo he de salir fuera, dejar que el frío viento me robe la vida mientras dejo que el Sol me la devuelva.
Hoy mi corazón sólo se acelera cuando tu recuerdo en mi mente aflora, que incluso breve, te odio en cada momento. Por saber que lo eras todo, y aún así dejarme en la más absoluta soledad.
J.J
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